viernes, 23 de mayo de 2008

El 14

Y porque estamos con el tema y porque es noticia y porque tengo entradas con el título "Underrated" y etiquetas llamadas "Clama al cielo", paso a tratar otro caso sangrante.


Guti, José María Gutiérrez, nacido en 1976 en Torrejón de Ardoz, llegó al Real Madrid con nueve años y desde esa categoría Pre-Benjamín fué ascendiendo por todas las superiores hasta el Real Madrid B en la temporada 95-96, momento en que Jorge Valdano le hizo debutar con el primer equipo el 2 de Diciembre de 1995.

Desde entonces, trece años, el Real Madrid ha pasado por muchas etapas (algunas buenas y otras malas), ha contado con numerosos entrenadores (idem) y, sobre todo, ha realizado muchos fichajes. Jugadores de gran prestigio han militado en sus filas hasta tal punto que algunas alineaciones se parecían más a un anuncio de Nike que a un equipo de fútbol. El rendimiento de tanta estrella no siempre ha estado a la altura de lo que se esperaba, pero la mayoría de ellas siempre contó con un gran respaldo mediático y, por tanto, popular, mientras le duraba el crédito. La inversión realizada con cada fichaje presionaba también al entrenador correspondiente a alinearlo como titular. Se puede adivinar el destino natural de un canterano: el banquillo con cada comienzo de temporada. Lo que es más difícil era prever que al final de cada campeonato, ese suplente se ganaba, una y otra vez e independientemente de los fichajes que le rodeen, su titularidad.

Aún así llevamos trece años oyendo tantas alabanzas hacia su juego por boca de sus entrenadores (¡!), compañeros y algún periodista despistado, como, sobre todo, dudas sobre su valía general como jugador por parte de la mayor parte de los medios de comunicación y de los aficionados.

No voy a hablar de sus virtudes (de la versatilidad, del pase definitivo, de la visión mágica, del toque inconcebible) porque ni siquiera me veo capaz. Miren estadísticas o mejor algún vídeo para hacerse una idea y centrémonos en las dudas.

En primer lugar, no cae bien, no es simpático. Vale.

Tratado este primer asunto con la profundidad que se merece, pasemos al segundo punto: "no lucha" lo suficiente. Bien, alguien que cada año vive su particular "Atrapado en el tiempo", despertándose en el banquillo como suplente y rodeado de los nuevos nombres de moda -ilusionantes para el seguidor, una inversión publicitaria para numerosas empresas-, y que cada año tiene que empezar desde cero y demostrar que su juego es necesario en el mejor equipo del mundo, parece que, por lo menos, se le debe reconocer cierta capacidad de fe en si mismo y de lucha. De hecho se empeña en una guerra desconocida en el entorno del fútbol: el resto de jugadores, cuando las cosas se ponen difíciles, prefieren mover su fuente de ingresos a otro equipo.

Contraargumento: "No, que lo de la lucha es que no corre". El populacho, desde luego, es sabio. Pero un tanto cegato. Correr como pollo sin cabeza en pos del balón es una cualidad más perceptible, más reconocible, que el talento nato. La calidad necesita enormes cartelones publicitarios para que pueda verse bien y pasar por alto otras carencias (Zidane, Platini, Maradona). Si a las masas no se les presenta así las cosas, preferirán siempre jalear al Villarroya, al Makelele, al Gravesen, al Salgado de turno. Al Raúl. Lo fácil. Pero correr lo puede hacer cualquiera y armar un equipo en base a esta característica supone condenarlo a ser "un cualquiera". Un club grande ha de cuidar también algo tan escaso como el talento, y no tanto la trillada capacidad de lucha, porque solo así puede destacar entre el resto. El aficionado de un club como el Real Madrid que sea incapaz de reconocer la virtud pura (o no pueda hacerlo sin los cartelones) quizás debería trasladar sus dudas desde el jugador a quien cuestiona hasta su propia idoneidad como aficionado a esa entidad: hay muchos equipos de fútbol mediocres en los que se sentiría más identificado, más a gusto.

Y un seleccionador nacional con la misma limitación, con esa triste ceguera, merece, como mínimo, idéntico destino.

"Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él." Johnathan Swift "Thoughts on various subjects, moral and diverting"


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