lunes, 12 de mayo de 2008

Que no me lo creo, vaya

En un episodio de Muchachada Nui se entrevistaba a un fulano que se consideraba fan de los árbitros. El personaje citaba tres o cuatro nombres que resultaban familiares. Mejor dicho: que resultaban familiares y que eran raros de cojones.

Desde hace más de dos décadas los aficionados al fútbol vivimos con indiferencia este fenómeno: los árbitros tienen nombres y apellidos inverosímiles.

Con el tiempo nos hemos acostumbrado a escuchar, imperturbables, crónicas sobre personas que se hacen llamar "Ildefonso Urízar Azpitarte", "Soriano Aladrén", "Martín Navarrete" o "Rubio Valdivieso". Incluso, en los contados casos en los que el apellido es algo tan usual como González, nos topamos con que lo antecede alguna perla del tipo "Mejuto" o "Bernardino". Insólito. Pasmoso. Increíble.

Ningún escritor en su sano juicio escogería personajes como "Rubinos Pérez", "Megía Dávila" o "Iturralde González". No si se embarca en una novela mínimamente realista: los lectores esbozarían una sonrisa anticipando una comedia o elevarían una ceja de incredulidad ante el primer "Medina Cantalejo" que apareciera.

¿Acaso existe algún otro colectivo en el mundo real representado por seres llamados "Celino Gracia Redondo", "Brito Arceo", "Ansuategui Roca" o "Daudén Ibáñez"? No, de ninguna manera.

Eso me ha llevado a reflexionar: dado el riesgo de la ocupacíon arbitral, es razonable pensar que, tanto todos los extravagantes patronímicos ya citados como los "Carmona Méndez", "Undiano Mallenco" o "Pérez Burrull", son, en realidad, seudónimos inventados para conservar el anonimato.

O eso o ya me dirán.

2 comentarios:

Lavilladesantamarta dijo...

Muy bueno,vaya nombrecitos, ni adrede. Saludos

Anónimo dijo...

Y eso que no has oído nombres ( verídico, te lo juro) como Menstruación Bienvenida o Tomás Turbón -lease seguido).
Selene (era el nombre de mi gatita ¿recuerdas? Se pronuncia selín, no por la cantante Dion, sino por la diosa de la noche que bla, bla, bla