martes, 11 de marzo de 2008

Zas, en toda la boca!

En ocasiones en el trabajo, en la vida, en el autobús, uno se encuentra con aberraciones que todo el mundo acepta de forma natural. A uno le parecen que atentan contra el sentido común y corre el riesgo de entrar a discutirlo. Pero ahí entra el sentido democrático de las opiniones: que si todas valen lo mismo, que si "para gustos los colores", etc.

Como esto también a uno le parece demencial, lo mejor es amargarse lo inevitable; es dedir, limitarse a sentir el lógico pasmo ante la aberración y, por ejemplo, remitirse (interiormente, no vayamos a ofender a nadie) a esa supuesta enciclopedia china que cita Jorge Luis Borges llamada Emporio celestial de conocimientos benévolos:

En sus remotas páginas está escrito que los animales se dividen en

(a) pertenecientes al Emperador,
(b) embalsamados,
(c) amaestrados,
(d) lechones,
(e) sirenas,
(f) fabulosos,
(g) perros sueltos,
(h) incluidos en esta clasificación,
(i) que se agitan como locos,
(j) innumerables,
(k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello,
(l) etcétera,
(m) que acaban de romper el jarrón,
(n) que de lejos parecen moscas.


[Jorge Luis Borges, «El idioma analítico de John Wilkins», Otras inquisiciones]

Seguramente una clasificación perfecta para muchos. "Ponlo en comic sans e imprime".