viernes, 13 de marzo de 2009

Identifícate

El Gobierno insta a identificarse a 15 millones de clientes de móvil con tarjeta prepago. Bajo el policial lema "Identifícate", se invita a todas las personas a pasar ante sus compañías de telefonía con el DNI en la boca para facilitar sus datos personales. Y si no lo hacen antes del 8 de noviembre de 2009, la amenaza ni se disimula: perderán la línea, el número de móvil y el saldo.

Esta iniciativa del estado español parte de la Ley 25/2007 de conservación de datos relativos a las comunicaciones electrónicas de octubre de 2007, aplicando una directiva europea que obliga a registrarse a los dueños de estas líneas. Aquí la medida se justifica en el uso de móviles prepago para activar las bombas de los atentados del 11 marzo de 2004. En resumen: pronto veremos en los telediarios a dóciles ciudadanos completamente encantados de renunciar a otro trozo de su privacidad.


Por si no fuera suficientemente escandaloso el que un gobierno obligue a sus ciudadanos a identificarse ante empresas privadas, estas compañías de telefonía móvil llevarán un registro sobre todas nuestras llamadas: quién las hace, a quién, cuántas veces y durante cuánto tiempo.

Esta simpática connivencia entre estado y empresa en pos
del control de quien les alimentamos nace del democrático principio, cada vez más extendido en el "mundo libre", de que todos somos sospechosos. Y lo hace precisamente en un momento de crisis global en el que se ha demostrado quién debería haber estado bajo vigilancia: los gobiernos y las empresas.


Hace sesenta años George Orwell escribía en su novela 1984 que la amenaza del terror y la desinformación son los instrumentos habituales para alcanzar el control total del pueblo. Hoy el sueño de los tiranos está más cerca que nunca: acceden a nuestra identidad, comercian con nuestros datos, extraen dinero de nuestras cuentas, anotan lo que compramos, nos vigilan con cámaras en la calle, nos registran en los aeropuertos, husmean lo que consultamos en internet, controlan nuestras llamadas, nos imponen DNIs electrónicos, chips médicos…

Peor que este progresivo recorte de libertades es el hecho de que resulte tan fácil vendérnoslo con señuelos como la comodidad o la seguridad.

¿Es que estamos definitivamente tontos?


They who can give up essential liberty to obtain a little temporary safety, deserve neither liberty nor safety. (Benjamin Franklin, 1775)

1 comentario:

Amelia dijo...

Menos mal que hay personas como tú, que ponen su granito de arena contra el "borreguismo" al que nos someten esos tiranos, además sin darnos cuenta.
Sí debemos estar tontos, sordos y ciegos. Y lo peor, mudos sobre todo.